Actualmente el gran desarrollo de Internet y de las tecnologías de la información/comunicación (TIC) ha condicionado un profundo cambio en la manera en que la sociedad se relaciona, busca información, genera conocimiento y lo comparte.
La globalización y la evolución acelerada han provocado que vivamos en una época caracterizada por el cambio constante, y en la que se requiere que prácticamente todas las personas deben hacer adaptaciones continuas, tanto en el espacio profesional como en el personal.
Los avances tecnológicos han democratizado el acceso y uso de Internet; entre ellos, destacan los dispositivos móviles inteligentes, los cuales han generado un entorno hiperconectado, generador de datos y cada vez más digital. Por ello, casi todos los sectores productivos (incluyendo el sanitario) están inmersos actualmente en un proceso de profunda transformación cuyo principal propósito es el de adaptarse a esta nueva era digital.
Transformación digital en el ámbito sanitario
En el ámbito sanitario, esta transformación digital se está produciendo con mayor lentitud que en otros sectores, probablemente debido a la prudencia en la integración de la innovación que caracteriza a organizaciones, empresas o industrias en las que la vida de usuarios puede estar en riesgo durante la prestación de los nuevos servicios y en muchas ocasiones, por desconocimiento de las direcciones y gestores de estos organismos.
En este nuevo escenario sanitario surge el concepto de salud digital, definida como el «uso de las TIC para mejorar la salud humana, los servicios sanitarios y el bienestar de la población», y cuya propuesta de valor es aportar soluciones digitales a los problemas actuales del sistema y de los pacientes mediante la eliminación de barreras físicas, la descentralización de los servicios hospitalarios, la mejora de la autonomía y el empoderamiento de los pacientes.
Todo ello se logra a través de tecnologías como la telemedicina, las aplicaciones de dispositivos móviles, los wearables o las diferentes herramientas digitales de apoyo a la decisión clínica basadas en grandes volúmenes de datos (big data).
Desde el año 2005 la Organización Mundial de la Salud recomienda la incorporación a las políticas sanitarias de los estados miembros las diferentes estrategias e infraestructuras de la salud digital, ya que considera que podrían tener un impacto positivo a la hora de prestar atención sanitaria a todo tipo de pacientes, y también podrían ayudar en otros ámbitos como la investigación o la salud pública.
De la misma manera, son diversas las instituciones que han publicado recomendaciones para implantar estrategias de salud digital dentro de las organizaciones sanitarias.
¿Estamos preparados para la transformación digital?
A pesar de los potenciales beneficios que plantea la salud digital, este nuevo escenario conlleva también nuevos retos para todos los agentes de salud, entre los que se encuentran la generación de evidencia científica y la creación de un marco legal que avale las intervenciones en salud digital.
Sabemos que cada vez más ciudadanos serán nativos digitales, con lo que afrontarán la transformación de una forma innata y cada vez exigirán más servicios sanitarios a través de herramientas relacionadas con Internet y dispositivos móviles. Por otro lado, la situación de cambio permanente del entorno convierte en imperativa la necesidad del profesional sanitario de adquirir y desarrollar ciertos conocimientos, habilidades y actitudes sobre salud digital y que implican el uso de las TIC, con varios objetivos, entre los que destacan:
- Estimular la implementación de soluciones digitales a los problemas detectados en los sistemas sanitarios para mejorar la accesibilidad, potenciar la eficiencia y la innovación, así como facilitar el análisis de los resultados en salud obtenidos.
- Educar a los ciudadanos sobre alfabetización y competencias digitales, y así servir como guías, asesores y facilitadores en el uso correcto de la tecnología digital a los pacientes que lo requieran durante su proceso asistencial.
La brecha digital en sanidad
Actualmente el principal obstáculo para la implantación y desarrollo de estrategias de salud digital en las organizaciones sanitarias no está relacionado con las infraestructuras tecnológicas o la accesibilidad a Internet, sino con importantes deficiencias en competencias digitales de profesionales y pacientes, con la falta de seguridad y de confidencialidad de los datos en el entorno digital y con la limitación en la disponibilidad del tiempo.
Se ha hecho evidente en los últimos años una brecha entre las competencias digitales necesarias para el aprovechamiento de los avances tecnológicos y las que realmente tenemos como ciudadanos y profesionales sanitarios.
Tanto es así, que a pesar de que actualmente el 90% de los futuros empleos ya requieren de cierto nivel de alfabetización digital, más del 40% de los europeos carecen de las capacidades digitales básicas para desempeñarlos. Los profesionales sanitarios no somos una excepción en este aspecto.
La competencia digital se define como la combinación de conocimientos, habilidades y actitudes que permiten realizar un uso consciente, seguro, creativo y crítico de las TIC para el trabajo, el ocio y la comunicación.
La adquisición de estas competencias por parte de los profesionales sanitarios implica el uso de las TIC para alcanzar objetivos relacionados con la óptima atención sanitaria a los pacientes y mejora de la calidad asistencial.
¿Cuáles son las competencias clave que necesitan los profesionales sanitarios en este nuevo paradigma digital?
Las 5 áreas de conocimiento que reconocen a un ciudadano digitalmente competente se definieron en 2016 gracias a un marco común europeo llamado DigComp 2.0 (Información y alfabetización informacional, seguridad, comunicación y colaboración, creación de contenidos digitales y resolución de problemas).
Para la disminución de la brecha digital es indispensable un liderazgo que facilite la implementación de estrategias en todos los ámbitos (educativos, formativos, legislativos, sociales y culturales), pero también una mentalidad y actitud abierta, proactiva, creativa e innovadora en los profesionales y en las instituciones sanitarias.
Desde la Unión Europea se están impulsando varias estrategias para reducir esta brecha digital. Una de ellas es el Plan de Acción de Educación Digital, cuyo objetivo principal es potenciar el desarrollo de las competencias y las capacidades digitales necesarias para vivir y trabajar en una época de transformación digital. Otros proyectos europeos, como IC-Health tienen como objetivo ayudar al desarrollo de la alfabetización digital en salud de los ciudadanos y pacientes europeos a través de cursos online masivos en abierto.
La evaluación de la alfabetización en salud y de las competencias digitales en el contexto sanitario permite identificar deficiencias formativas y así implementar posteriormente programas específicos para aquellos profesionales sanitarios y pacientes que necesiten mejorar sus conocimientos o habilidades digitales.
El reto de la transformación digital
Ante una realidad social y tecnológica tan cambiante como la actual, los profesionales sanitarios tenemos la responsabilidad ineludible de capacitarnos digitalmente para mejorar nuestro desempeño profesional y así ofrecer una atención sanitaria cada vez mejor y adaptada al nuevo paradigma digital.
El proceso de transformación digital del sector salud depende principalmente de la competencia de sus profesionales. Solo a través del desarrollo de competencias digitales entre los profesionales sanitarios y de su evaluación se pueden diseñar las estrategias necesarias para reducir la brecha existente y acelerar la transición digital del sector salud.
La sanidad y sus profesionales no debemos ser ajenos a esta transformación, ya que la salud digital es, además, una oportunidad para la mejora continua en áreas tan transversales de nuestra profesión como la gestión de información, la comunicación, la investigación, la innovación, la docencia o la publicación científica.