La simulación clínica está revolucionando el mundo de la enseñanza en ciencias de la salud. Dicho auge viene de la mano de la avanzada y atractiva tecnología que se utiliza y la evidente adquisición de competencias profesionales que posibilita.
La simulación es una metodología docente y el simulador su instrumento. Para cada objetivo docente hay un modelo de simulador apropiado.
El mérito de un simulador no es su complejidad, sino su utilidad para el objetivo docente que se propone. El profesional sanitario en su especialización debe adquirir habilidades y destrezas, preparándose para la eventualidad de una emergencia o anteponiéndose a situaciones concretas planteadas en la práctica.
Los miembros de un equipo asistencial deben aprender a coordinarse, a aceptar y determinar un líder, a desarrollar la comunicación y a adquirir las habilidades requeridas.
¿Por qué simulación?
El aumento de la aceptación de este tipo de instrumento docente en las áreas clínicas se atribuye a:
- La disminución de la tolerancia de los pacientes con el aprendizaje de técnicas ejercidas directamente sobre sí mismos.
- El avance en la tecnología ha permitido el desarrollo de modalidades más sofisticadas de simulación. El número de recursos para la simulación se ha incrementado notablemente, disponiendo en la actualidad de modelos complejos de alta tecnología y más realistas. Los simuladores son capaces de reproducir el cuerpo humano completo, con un software que dota al muñeco de todas las funciones cardiacas, vasculares y pulmonares.
- La creciente cultura de la seguridad que disminuye la tolerancia a los errores médicos. Es indudable que la simulación proporciona la posibilidad de programar en tiempo y lugar la adquisición de conocimientos y habilidades en un entorno en el que el error no tiene consecuencias y además posibilita el análisis estructurado de lo ocurrido, lo que aumenta la retención de los conocimientos.
Simulación para la adquisición de competencias en el personal sanitario
Con la simulación es posible adquirir habilidades cognitivas. Se define habilidad cognitiva como la capacidad de llegar a un diagnóstico correcto, de tomar de decisiones y de liderar el trabajo en equipo. El déficit de estas habilidades se acentúa en las situaciones críticas.
Clásicamente la adquisición de estas competencias ocurría con la práctica clínica; tras la implantación de la cultura de la seguridad esta opción no parece admisible desde el punto de vista ético, pues se hace pues imprescindible la instauración del entrenamiento mediante la simulación que parece ser el medio que posibilita el acortar las curvas de aprendizaje y probablemente adquirir “competencias de mayor calidad”.
Actualmente, debido a la presión asistencial, no se dedica tiempo para reflexionar sobre los errores producidos durante la práctica clínica diaria y especialmente durante los eventos críticos, por lo que también se pierde la oportunidad del aprendizaje que revisar estas situaciones conlleva.
La simulación ofrece esta posibilidad, permitiendo el análisis y la reflexión de los sucesos simulados, tratando de identificar los hechos y actuaciones erróneos para corregirlos y reforzar o adquirir conductas adecuadas de actuación.
Elementos clave de la simulación
Hay 2 conceptos principales sobre las que se sustenta el entramado de la simulación clínica: la fidelidad y los instructores.
- En primer lugar, la fidelidad se refiere al grado de realidad proyectada20, que incluye: la fidelidad de los equipos (comparado con los seres humanos reales), los ambientes físicos (si las acciones en el contexto clínico son verídicas) y los ambientes psicológicos (si la percepción del aprendizaje está lo más cerca a la realidad de la práctica). La fidelidad, en síntesis, es ver cuánto se ajusta o se es coherente entre la apariencia y la conducta de la simulación/simulador con la apariencia y conducta del mundo real21.
- En segundo lugar, se encuentran los instructores, docentes que requieren de entrenamientos y habilidades para incorporar la simulación dentro de las salas de clases. Una simulación efectiva requiere de instructores que tengan habilidades de enseñanza centrada en aprendizaje por medio de escenarios de simulación.
Futuro de los escenarios de simulación clínica en salud
La capacitación mediante la simulación permite estimular la responsabilidad, la autodirección, y la motivación del personal sanitario, por ello sus procesos deberán incluir en el futuro los mecanismos que permitan a los profesionales poder cometer errores si asumir riesgos u ocasionarlos, mantener la salvedad o seguridad, crear un ambiente no competitivo y tener claridad de los roles de los participantes en los diferentes entornos.
Las estrategias usadas son variadas y pueden consistir desde la revisión de casos en videos, una discusión informal entre participantes, la elaboración de un diario, o una retroalimentación del instructor durante la sesión educacional.
La tendencia actual, dentro del escenario académico de configurar centros de simulación equipados totalmente puede ser bastante costosa, pero para iniciar el entrenamiento, se puede progresar desde un «laboratorio de habilidades» y continuar con diseños más complejos y mejor utilizados.
Por último, el desarrollo de la simulación va a estar asociado siempre a los procesos de evaluación institucionales y profesionales, en la certificación de las competencias profesionales clínicas y en la acreditación de las instituciones formadoras/prestadoras de servicios sanitarios de simulación.
De esta manera esta metodología se integrará en poco tiempo de manera natural, no solo en el proceso de pregrado, sino también en la formación continua de los profesionales que se desempeñan en acciones sanitarias en los diferentes niveles de atención en salud y escalas profesionales.